Pertenecen los dos a la especie jilgueril, más conocida como Carduelis. Alegres, dicharacheros, inquietos, divertidos, graciosos, de canto chispeante, que se diferencian claramente por su colorido.
En el caso del Jilguero local, llamado oficialmente Carduelis Carduelis por su afición a ir de cardo en cardo, alimentándose de sus semillas,
destaca claramente su cara rojiza, rodeada de un halo blanquecino y banda oscura. Espalda parda, alas con puntilla dorada y manchas blancas sobre negro en sus extremos. Llamativo, ¿eh?
Con la excepción de los pequeñines, que son mucho más disimulados.
Sin embargo, el Jilguero Lugano (Carduelis Spinus) es verdosoamarillento con toques negruzcos, pasando mucho más desapercibido.
Parece mentira que sea primo del Carduelis…
De hecho, se le suele confundir con el Serín Verdecillo.
Así como el jilguero común gusta de campas y arbolados, al Lugano le apetecen más las zonas cercanas a riachuelos, donde disfrutar de un sosegado baño bajo los rayos del sol…
(Aunque el jilguero común también goza de un buen bañito de vez en cuando…)
Y en este arroyuelo en Retuerto tuvimos la suerte de localizar una pequeña bandada…
…de luganos acicalándose. Y mientras los lugareños disfrutaban del vermucito de mediodía…
…los pajareros nos extasiábamos con la tribu jilgueril…
…distinguiendo a las hembras y juveniles…
…de los machos, identificables por su capirote.
Después de un relajante chapuzón y unas cuantas trifulcas…
…y la visita de un gorrión que parecía venir a poner paz…
…la pequeña bandada levantó el vuelo quedando el riachuelo solo con su relajante murmullo.