Seguimos con la racha de tormentas que atraen a cientos de aves hacia nuestras costas. Y aprovechando la abundancia, vamos a centrarnos en las llamadas gaviotas pequeñas. Osea, las que no son grandes.
En esta ocasión nos han venido a visitar unas cuantas gaviotas cabecinegras, convenientemente mezcladas con sus primas reidoras, y entre ellas se han sentido bienvenidas unas cuantas gaviotas enanas. Y alguna otra que no consigo identificar bien…
Tengo que confesar que es la primera vez que veo una gaviota cabecinegra. En los años que llevamos pajareando nunca, nunca, nuncaaaaa, jamás había tenido la ocasión de vislumbrarla. Que seguro que estaba escondida en medio de millares de reidoras, pero …
…yo no las veía. Pues hoy sí, hoy me he quedado contenta de ver cabecinegras. A montones. Juveniles, maduritas, con medio capuchón, con jaspeado…
Y me han parecido guapísimas. Espalda gris perla, ojos con buen sombreado, pico ancho, rojo vivo con su anillo negro…
…a juego con sus patas, también rojas. De un rojo animado, no como el color de las reidoras que en invierno se torna en granate apagado, con el pico claramente más fino. Y éstas también tienen la marca del auricular que lucen como si fueran espías venidos del frío.
Entre ellas es fácil diferenciarlas por sus alas, ya que las cabecinegras carecen de las puntas negras de las reidoras, dándoles una apariencia mucho más nívea…
…pero no en todas las épocas, porque de vez en cuando te encuentras con ejemplares nacidos este año, en plena transición de colores,
o de primer invierno, con plumas negras en la cola y pico aún oscuro, que nos pueden hacer pensar en otras gaviotas…
…o de segundo invierno, cuando las marcas negras se van desvaneciendo y el pico se torna rojizo…
…hasta llegar a su edad adulta en la que resultan taaaaan blanquitas que enamoran.
Lo dicho. Plumaje gris blanquecino, pico rojo con marca negra, cabecita jaspeada hasta que se ponga negra en verano. ¡Y patas rojas!
Y aquí la podemos comparar con la gaviota enana. Que es chiquitina pero matona.
La gaviota pitufa como la conocen por el barrio, es menuda, coqueta, de pico fino y marca estrellada gris en lo alto de la cabeza. Y de patas rojas.
Este ejemplar nos parece un joven de primer invierno con su patrón de color en las alas.
Con el pico negro en cualquier época de su vida…
…espalda gris…
…y aspecto rechonchito. Este es un ejemplar juvenil que con el tiempo se transformará en…
…otra pequeña gaviota blanca.
Y aprovechando que nos hemos juntado un grupito de pajareros y fotógrafos recogiendo los restos plásticos de la tormenta, esta buena amiga nos ha ayudado a limpiar un poquito la playa.
Lo mejor del día han sido un par de falaropos. Toda la semana oyendo hablar de ellos y no conseguíamos verlos…hasta hoy.
Son unas avecillas de tamaño menudo, manto gris y mancha facial tapando el ojo.
Faralopos picogruesos, también con su plumaje de invierno. Entre las gaviotas parecían un par de pajarillos extraviados.
Tras mucho esperar se han acercado lo suficiente para poder sacarles guapos.
Y por fin, esta es una -ejem, ejem, creo que lo es…- gaviota tridáctila. Jovencita, eso sí. Parece que en la bandada había alguna adulta pero no pudimos localizarla.
En principio la he confundido con la gaviota enana, hasta fijarme bien en el dibujo de las alas. Y en la falta de estrella gris en la cabeza…
…pero me despistaba el collar jaspeado…
…y las patas negras…
…o no????
Mira, yo aquí lo dejo. Si alguien sabe de gaviotas, que me eche una manita pofavó…