Cuatro gaviotas pequeñas y un falaropo

Seguimos con la racha de tormentas que atraen a cientos de aves hacia nuestras costas. Y aprovechando la abundancia, vamos a centrarnos en las llamadas gaviotas pequeñas. Osea, las que no son grandes.

Test de agudeza visual: localiza las tres cabecinegras entre las reidoras…

En esta ocasión nos han venido a visitar unas cuantas gaviotas cabecinegras, convenientemente mezcladas con sus primas reidoras, y entre ellas se han sentido bienvenidas unas cuantas gaviotas enanas. Y alguna otra que no consigo identificar bien…

Es imposible que tengas dudas conmigo…

Tengo que confesar que es la primera vez que veo una gaviota cabecinegra. En los años que llevamos pajareando nunca, nunca, nuncaaaaa, jamás había tenido la ocasión de vislumbrarla. Que seguro que estaba escondida en medio de millares de reidoras, pero …

Pero que no sabes distinguirnos y ya. No busques más excusas, pajarera…

…yo no las veía. Pues hoy sí, hoy me he quedado contenta de ver cabecinegras. A montones. Juveniles, maduritas, con medio capuchón, con jaspeado…

Ya nos vamos poniendo gorrito de lana, con este frío…

Y me han parecido guapísimas. Espalda gris perla, ojos con buen sombreado, pico ancho, rojo vivo con su anillo negro…

Tá claro: pico-rojo-anillo-negro. ¿Y las patas?

…a juego con sus patas, también rojas. De un rojo animado, no como el color de las reidoras que en invierno se torna en granate apagado, con el pico claramente más fino. Y éstas también tienen la marca del auricular que lucen como si fueran espías venidos del frío.

Aquí reidora a base, repito, reidora a base, esto está llenito de cabezot…digooo cabecinegras…

Entre ellas es fácil diferenciarlas por sus alas, ya que las cabecinegras carecen de las puntas negras de las reidoras, dándoles una apariencia mucho más nívea…

Y esa finísima línea negra en el borde de mis alas?

…pero no en todas las épocas, porque de vez en cuando te encuentras con ejemplares nacidos este año, en plena transición de colores,

o de primer invierno, con plumas negras en la cola y pico aún oscuro, que nos pueden hacer pensar en otras gaviotas…

…o de segundo invierno, cuando las marcas negras se van desvaneciendo y el pico se torna rojizo…

…hasta llegar a su edad adulta en la que resultan taaaaan blanquitas que enamoran.

Lo dicho. Plumaje gris blanquecino, pico rojo con marca negra, cabecita jaspeada hasta que se ponga negra en verano. ¡Y patas rojas!

Te estás poniendo un poquito empalagosa…

Y aquí la podemos comparar con la gaviota enana. Que es chiquitina pero matona.

Cuidado, que se acerca por la espalda, me voy a hacer la despistá…

La gaviota pitufa como la conocen por el barrio, es menuda, coqueta, de pico fino y marca estrellada gris en lo alto de la cabeza. Y de patas rojas.

Este ejemplar nos parece un joven de primer invierno con su patrón de color en las alas.

Con el pico negro en cualquier época de su vida…

…espalda gris…

He nacido esta primavera. Y nadie me dijo que aquí hacía tanto frio…

…y aspecto rechonchito. Este es un ejemplar juvenil que con el tiempo se transformará en…

La espalda se vuelve gris claro, aunque guardo la estrella en la cabeza
y durante el invierno mis patas se ven más claritas.

…otra pequeña gaviota blanca.

Ahora sí, aquí me tenéis de mayor…

Y aprovechando que nos hemos juntado un grupito de pajareros y fotógrafos recogiendo los restos plásticos de la tormenta, esta buena amiga nos ha ayudado a limpiar un poquito la playa.

De nada, encantada de echar una man…pico!

Lo mejor del día han sido un par de falaropos. Toda la semana oyendo hablar de ellos y no conseguíamos verlos…hasta hoy.

Referenciaaaaa, tamaño del falaropo picogrueso frente a gaviota reidora.

Son unas avecillas de tamaño menudo, manto gris y mancha facial tapando el ojo.

Faralopos picogruesos, también con su plumaje de invierno. Entre las gaviotas parecían un par de pajarillos extraviados.

El pico entreverado en naranja y negro.

Tras mucho esperar se han acercado lo suficiente para poder sacarles guapos.

Plumitas oscuras en la cola.

Y por fin, esta es una -ejem, ejem, creo que lo es…- gaviota tridáctila. Jovencita, eso sí. Parece que en la bandada había alguna adulta pero no pudimos localizarla.

En principio la he confundido con la gaviota enana, hasta fijarme bien en el dibujo de las alas. Y en la falta de estrella gris en la cabeza…

…pero me despistaba el collar jaspeado…

…y las patas negras…

…o no????

Mira, yo aquí lo dejo. Si alguien sabe de gaviotas, que me eche una manita pofavó…

Llega la tormenta, 1ª parte.

Se acabó el verano extendido a lo largo de tooodo el mes de octubre y parte de noviembre. Este año el ahora denominado «veroño» se ha quedado más tiempo del habitual, llegando a coincidir con el movimiento migratorio de miles de aves.

Si añadimos las tormentas propias de la época a tan inusual situación, obtenemos como resultado una mayor afluencia de pajarillos viajeros en nuestras costas…como ha sucedido en la conocida como playa de la Bola, en Algorta.

El primero que nos ilusionó fue este charrán. Elegante, rápido, estilizado, con frente blanca y pico negro…¿con pico negro? ¿será un charrán ártico???

Lo observamos bien. Sus giros y evoluciones…

…piruetas y picados…patas rojas…

…vuelo veloz, incisivo..

…chapuzones buscando alimento…

…Pero no. Como se aprecia por las marcadamente oscuras primarias, es solamente un juvenil de charrán común. Y las ilusiones que nos habíamos hecho…

A cambio de nuestra decepción, se esforzó en deleitarnos interaccionando con otro visitante, este ejemplar de colimbo chico,

el cual recorrió de lado a extremo y de punta a cabo toda la playa de la bola, desde las rocas bajo el paseo hasta el edificio de la Cruz Roja, solazándose en el momento de calma entre lluvias y ráfagas racheadas…

y manteniendo pequeños altercados con el chico de la boina.

Nos han contado que nuestro charrancillo estuvo importunando también a un cormorán de la zona, en su empeño por robarles algo de comida…y en todas las ocasiones se fue con el pico vacío. ¡Otra vez será, compañero!

Tras un par de chaparrones y notando que el viento se iba enfureciendo, dimos una rápida vuelta de reconocimiento hasta que… encontramos a esta pequeñina. Lo que en principio nos pareció una reidora con las alas demasiado oscuras, resultó ser una gaviota enana.

Aguantamos bajo la lluvia el tiempo suficiente para una tirada de fotos y dimos por terminada la sesión, pensando en volver cuando se calmase la tormenta.

El mal tiempo también trajo hasta la playita a otro visitante inusual, el correlimos tridáctilo…tenía una de sus patitas un poco perjudicada y temimos por su supervivencia, pero…

…-continuará-…