Amanece que no es poco otro día de encerrona.
Cuarentena lo llamaran para simular un tiempo
de hogareña estancia en casa, disfrutando en este encierro
de actividades planeadas, lectura, música, y sueños.
Cuando comenzó pensaban que en sólo cuatro semanas
matarile le darían a este virus tan complejo.
Fueron alargando el plazo segun vieron resultados
y aquí estamos, esperando, viendo el horizonte lejos.
En medio de esta pandemia se ha producido algún cambio
en la forma en que la gente vive este confinamiento:
rabias ocultas, venganzas, celos, mezquindades varias
aflorando sin control y acabando sentimientos.
Parejas que subsistían ignorando sus problemas,
trabajadores en negro sin recursos de futuro,
vecindades carcomidas por dolencias del pasado,
adicciones, alcoholismo, furias, locuras del mundo.
Por otro lado tenemos la parte buena del cuento:
salimos a los balcones y conocemos vecinos,
charlamos con los ancianos que vivían confinados
y descubrimos ahora quiénes son nuestros amigos.
Saldremos de esta aún más fuertes enfrentando adversidades,
sabremos vivir con menos y librarnos de maldades,
aprenderemos paciencia y capacidad de aguante.
Pasada la mala racha, seguiremos adelante.