Este año nos han hecho un gran regalo: con la intención de incentivar los trenes de cercanías, el objetivo de depender menos del coche y el apoyo a todos los trabajadores que utilizan este medio de desplazamiento, han surgido los bonos de tren de Renfe y Feve -cercanías y medias distancias-, que nos ofrecen viajar gratis por tres meses, de septiembre a diciembre. Y según las últimas noticias, se plantean prorrogarlo a un año.
En el tren se pagan 10€ al solicitar el bono, reintegrables si se realizan más de dieciséis viajes en tres meses. Un chollo, señores y señoras, jóvenes y jóvenas y criaturitas en general. ¡Y puedes llevar a tu mascota!!!
Esta novedad nos ha impulsado a viajar a zonas que no visitábamos habitualmente. La primera semana recalamos en Zorroza, acercándonos al Cadagua, que desemboca en el Nervión. Descubrimos garzas, gallinetas, cormoranes, gaviotas en cantidad y…un azor.
Escondido entre la vegetación, con su presa aún entre las garras. Había cazado una gallineta y la iba desplumando lentamente…
Estuvimos observándole un rato largo. Impertérrito, continuó con su labor.
Cuando empezó a degustar la presa decidimos dejarle comer en paz.
Dos días más tarde utilizamos de nuevo el bono de tren para acercarnos hasta Galindo, en Barakaldo.
Paseamos a lo largo del rio: algún pato, un par de gallinetas, pajaruelos y…un rascón.
De esta avecilla se dice que es mucho más fácil oirlo que verlo. Pues ahí estaba, rebuscando en la orilla fangosa, ajeno a nuestro entusiasmo.
Salía y entraba entre las cañas, totalmente concentrado en sus quehaceres, mientras nosotros no nos atrevíamos ni a respirar por si se asustaba…También vislumbramos a un martín pescador pero fue más hábil y se escondió a tiempo.
Ese mismo fin de semana nos acercamos a uno de nuestros destinos favoritos: la Peña. La ria de Bilbao siempre nos ofrece variedad y alguna que otra sorpresa, como el ganso del Nilo o la gaviota polar. Y cerquita, cerquita, tenemos la salida del Bolintxu, pequeño remanso de paz para muchas avecillas, como este mirlo acuático.
Tengo que decir que llevábamos mucho tiempo buscando uno. Y de repente nos cuentan que hay varios rondando por allí…pues nos costó unos días encontrarlo! Eso sí, a partir de entonces…
…tooodos los días en el mismo sitio. Un placer, mirlito.
Ya veis lo que se disfruta con el tren. ¡Hasta la próxima!