Chotacabras.

Voy a intentar describir la experiencia: susto, emoción, alucine y huida.

No es para menos. Nos llega la noticia de que hay una chotacabras anidando muy cerca de nuestra casa, en una localización pegadita al camino que realizamos día sí día también en nuestros paseos montañeros. Así que nos aventuramos por la zona en la que más o menos suponemos que podemos verle, u oírle….pero jamás hubiera pensado en tropezarnos con ella, justo sobre el nido. Así que la primera impresión fue susto:

Mecachis!!! Intrusos!!!

…el que se pegó la pobrecilla y el que nos dimos nosotros, al darnos cuenta de que teníamos el nido justo al lado, casi a nuestros pies. La cámara se disparó sola y captamos esta imagen de su cola. Por ello sabemos que es la hembra, ya que se supone que los machos tienen ciertas blancas marcas en la cola. Y que, al parecer, ellos vigilan el nido al amanecer y al anochecer, y era casi mediodía. Cuestión de probabilidades…

Sin avisar no se hacen visitas, sois unos maleducados…

Voló hasta la rama más cercana del cercano eucalipto. Allí desplegó su mejor arte: simular que sufre alguna herida, para que el enemigo decida perseguirla a ella en lugar de atacar el nido. Y allí estábamos nosotros, atacados por la emoción…

… al ver que el nido se encontraba tan cerca, y que ya tenía dos huevos. Hay que aclarar que los días previos había llovido como para llenar dos pantanos y no esperábamos que el nido (o no nido, ya que ponen los huevos sobre la propia hojarasca), hubiera resistido. Es muy habitual que las avecillas pierdan las nidadas ante una climatología especialmente adversa. Pero no, ahí estaban, perfectamente a salvo.

Hasta que habéis llegado vosotros y me habéis obligado a abandonarlo. ¡Ospa ya!!!

La hembra de chotacabras continuaba haciendo aspavientos para distraernos de su futura nidada.

Uy uy uy, pobrecita de mí, que estoy aquí malherida…

Dejó caer su ala con aire lastimero, intentando atraer nuestra atención…

¡Pero si no me estáis haciendo ni puñetero caso!

…cosa que consiguió, por supuesto. Nos tenía alucinados con su estrategia…

Pues ahora que lo pienso, no me parecéis muy peligrosos…

…pero la situación era muy incómoda para ella, así que decidimos cambiar de posición para alejarnos de su vista, intentando molestar lo menos posible…

Ya se van, ya se vannnn…un ratito más de pose lastimera…

…y en cuanto la vimos más relajada, emprendimos la huida. Pasito a pasito, eso sí, para no alterar la paz del bosque. Tras esta imagen de nuestro último vistazo, la vimos volar hacia la zona del nido.

La próxima vez que vengáis sin avisar, traed unos gusanitos o algo…

En pocos días nacerán los polluelos, ojalá tengamos la suerte de verlos. Seguiremos informando…

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *