Habitante de montes y sembrados, en otoño se unen a los residentes las bandadas migradoras en busca de mejores climas. Durante un par de meses, los campos se llenan de estos diminutos pajarillos en busca de mosquitos y larvas, ayudando a los labriegos con su labor.
De tonos verdosos con pinceladas amarillas, patas color marron -a diferencia del mosquitero común, que las tiene negras y más delgadas -, finísimo pico atrapamosquitos y aspecto redondeado
y su particular ceja amarilla con una fina raya oscura en el ojo
espalda de coloración olivácea
flancos blanquecinos como contraste…resulta ser uno de los pajaritos más disimulados que nos podamos encontrar. No hay nada llamativo en él, pero resulta encantador en su sencillez.
Comparte hábitat con pinzones, jilgueros, currucas, petirrojos…
volando en bandadas mixtas de sembrado a viña y de viña a campa llena de vacas, en las laderas de Arraiz
y allí nos topamos con este «salao», agarrado firmemente a la ramita en un día de viento, parecía estar cogiendo posturita para una siesta corta
y allí le dejamos, disimulando…
Hasta la próxima vez que nos veamos, descansa bien!