Marismas de Muskiz, un lugar que nos proporciona muchos placeres. Donde podemos encontrar a nuestro querido martín pescador…
…garcetas de colores…
…algún flamenco descarriado…
…y un azor. ¿Un azor???
Que sí, que también nos ha dado algún aguilucho lagunero…
…y algún busardo, pero…un azor?
Todo es cuestión de suerte. Y de estar en el lugar apropiado en el momento correcto, como pasó con el flamenco, que nos pilló por allí y dos días después había desaparecido, dejando la playa llena de fotógrafos decepcionados…
La suerte esta vez se nos apareció en forma de joven cetrero entrenando a su azor.
Hermosísimo ejemplar de Accipiter gentilis, un juvenil de pecho jaspeado en tonos claros, ojos amarillos y fuerte pico.
Este ejemplar- el azor finlandés-, se cría en cautividad siendo un tipo de ave muy valorada en el mundo de la cetrería. Son especialistas en caza de otras aves menores, aunque no desperdician roedores si los encuentran a su alcance.
Se diferencian de los azores autóctonos por su dibujo más claro en el pecho y su mayor tamaño.
Pocas veces tenemos la oportunidad de analizar de cerca las características de sus ojos, con su membrana ocular, que demuestra la relación entre la aves y los reptiles…
…O de recorrer su estilizado perfil, plumas repeinadas y pico deliciosamente curvado…
Ha sido un auténtico placer ver de cerca un ave tan magnífica. Es lo que tienen las marismas de Múskiz, que siempre te sorprenden!
Esperamos poder ver de nuevo a esta maravillosa rapaz ya conseguida su libertad…será posible?