En una ocasión algún sabio conocedor de la naturaleza me comentó que los córvidos son bastante asociales. Ante mi cara de sorpresa, ya que siempre he escuchado que algunos incluso imitan sonidos humanos, añadió:
-Entre ellos!-
-¿Cómo?-
-¡Que no se aguantan!!!-
Disimulé mi desconcierto con una semisonrisa y un poco de mosqueo, pensando » Ya me ha tocado un listillo…», hasta que soltó una carcajada.
-¿No te has dado cuenta de que siempre andan por grupos? y cada grupo tiene su zona…por ejemplo, los árboles junto al camino están llenos de arrendajos, las urracas copan la zona del merendero, las cornejas sobrevuelan campo abierto y se asientan en los arbolitos más tiernos…-
–Ahhhhhhhh, ¡Corcho, es verdad!– Pues no, no me había fijado. hasta entonces, yo veía pájaros y más pájaros por todas partes y sólo me llamaba la atención que los cuervos suelen ser solitarios…Pero eso de que tuvieran sus zonas delimitadas…ni idea.
Y parece que esto es cierto, al menos en el monte Arraiz. Segun vamos subiendo por el camino de la Fuente del Soldado, escuchamos a los arrendajos avisar a todo bicho viviente de que se acercan humanos. Son un poquito escandalosos…
Y si nos fijamos, podemos divisarlos entre la hierba recogiendo frutos o entre las ramas del árbol más cercano…aunque es bastante difícil sacarles una foto decente. ¡En éstas tuvimos suerte!
Entre los columpios de la zona de esparcimiento, a menudo picoteando cerca de las papeleras y entre las patas de las vacas que pastan tranquilas, podemos encontrar a las urracas. De larga cola y un color claramente blanquinegro…
hasta que un rayo de sol pone a descubierto el irisado de sus plumas
A las chovas piquirrojas se les oye de lejos. En el vallecito existente entre Arraiz y Artigas, haciendo compañía y competencia a los buitres, siempre atentas, siempre vigilantes…
trabajan incansables manteniendo alejados a los cernícalos, busardos, milanos negros y reales, no hay rapaz que se anime a invadir su territorio.
Pero si hay una característica que afecta a tooodos los córvidos por igual, es el sonido que emiten: Sus graznidos o chillidos surcan el cielo llegando al oido más resistente, avisando, amenazando, alertando…corvi..liando el alboroto.
Nos queda por ver por aquí a la chova piquigualda, ésta fue fotografiada en Asturias, en los lagos de Covadonga.
Y a la grajilla, que me dicen que hay pero yo no las encuentro…Ah! y al precioso rabilargo, que no suele venir por estos lares, ¡Qué pena! …Pero no perdemos la esperanza, si hasta Bilbao vienen de visita las gaviotas polares, ¿porqué no un rabilargo?