Ya hace un año de estas imágenes, tomadas en un día gris, con las nubes grises y el campo…gris? Pues también. Se nos apareció con ínfulas de capitán pirata, escogiendo para ello el tronco partido preferido de los colirrojos, desafiando a quien quisiera quitarle el puesto, rememorando a Espronceda…
Clamando al cielo lloviznoso por un rayo de sol que le llevara a buen puerto, desafiando con sus trinos a cualquier corsario circundante de aviesas intenciones.
Exhortando al dios del viento por una buena ráfaga que le despejara el día, donde volar pudiera sin temor a desplumarse.
Contando y recontando los bichillos que pudiera merendar, ya que la travesía es larga y hay racionamiento…
…pirata de vocación y apariencia, con mancha clara en la nuca que le distingue de los otros carboneros, el común, el palustre y el montano, quedando claro quién es el que lleva el pañuelo corsario.
Y botas de caña alta color azul grisáceo o gris azulado, en función de la luz que traiga la tormenta.
La cabeza es de color negro intenso con una llamativa franja blanca que nace en la base del pico y se extiende por las mejillas hasta casi la nuca, recordando al pirata Barbablanca.
Viste en pecho y vientre color blancuzco u ocre en función de la edad y época del año, cual librea desgastada por la marejada y los vendavales.
Y llega el rayo de sol realzando la coloración pardo grisácea del dorso y las las barras alares claras, cual galones de corsario ganados en mil batallas.
Quedando el mar en calma tras la tormenta. Aquí reposa el capitán pirata cantando, de nuevo, alegre en la popa, Asia a un lado, al otro Europa, y allá a su frente, Estambul. Hasta la próxima tormenta!