En nuestras salidas pajareras nos encontramos habitualmente con más de un curioso: personas que se nos acercan porque nos ven con una cámara fotográfica y desean saber qué hay de interesante por la zona, niños juguetones que saltan frente al objetivo, señoras de cierta edad con ganas de charleta…en resumen, gente con ganas de entretenerse y disfrutar. Y no nos olvidemos de los dueños de perrillos con diversos intereses en nuestra apreciada compañera de aventuras.
A todos les contamos la misma historia y proposición: mira a tu alrededor. Estamos tan acostumbrados a vivir la vida con prisas que se nos olvida gozar de lo que nos hace realmente humanos: pertenecemos a una de las especies que pueblan el planeta Tierra, planeta compartido por muuuchos seres vivientes que forman parte de nuestro ecosistema.
La belleza de la naturaleza está a tu lado, si quieres mirar con calma.
Y para muestra, un botón: el parque de Eskurtze, en el barrio de Irala, donde los niños trepan a los árboles mientras sus padres recuerdan la libertad de la que gozaban de chavales.
Los abueletes pasean espantando a los mirlos que se les acercan, los adolescentes comparten bocadillo con los pinzones y los cánidos hacen lo que más les gusta: jugar.
Entre las copas de los árboles se escuchan chirridos: al menos lo parecen, como si hubiera una bandada entera cuchicheando…y no. Sólo es un ejemplar de serín verdecillo que reclama tu atención…
Los coloridos pinzones, que en esta época tiñen su pecho de rojo pasión, se acercan a los humanos imitando a los gorriones, sabedores de que hay mucho jovenzuelo comiendo pipas…
Mientras esta pareja de mirlos se disputan los gusanitos más jugosos…
…el zorzal les observa desde una rama cercana…
…esta curruca capirotada macho, con su boina negra, controla la situación en las ramas más altas…
Y el siempre presente gorrión hace las veces de agente de la ley.
Pero a la hora de refrescarse y recuperar fuerzas, todos acuden al mismo sitio: la pequeña catarata rodeada de arbustos que le confieren cierta forma de guitarra.
La parejita de serin verdecillo
El mirlo remojando el sofocón
Estos cantarines jilgueros
El zorzal tras la merienda
La curruca capirotada hembra
El pinzón que nos obsequia con un despliegue alar lleno de color
Este papamoscas cerrojillo que nos pilló desprevenidos…
Y, por supuesto, el encargado de mantener el orden. Un merecido descanso con chapuzón en la piscina!
Sí, aquí en el parque de Eskurtze, rodeados de gente, en medio del ruido, junto a la carretera…en el centro de Bilbao. Las aves que nos acompañan son mucho más fuertes y supervivientes de lo que nos hacen creer. Tanto, que si nos confinaran otra vez, se harían las dueñas de la ciudad. Al tiempo…
Mientras tanto, disfrutad de la magnífica compañía de todos los seres vivientes…
Y recordad: no somos los propietarios de la tierra, sólo somos una especie más.